Francy, la hacedora de sueños
A Francy Oviedo
Tengo una amiga que juega con los colores y les da forma
caprichosa, monta uno sobre otros en el espacio justo que deben ocupar. Y la
suma de sus tonos se amontonan sobre el volumen corpóreo que va apareciendo y se
asoman las primeras expresiones de alegría y risas en caritas sorprendiditas
del mundo que les está pronto por llegar. Se alargan las claras trenzas, en unas,
mientras se engarruñan ensortijadas sobre las frentes, en otras. Y mientras mi
amiga suelta a volar la imaginación, las formas pinceladas de colores adoptan
brazos, piernas y cuerpos alargados cubiertos de pliegues de vestidos coloridos
que giran ondulantes en cinturitas abultadas de relleno. Mi amiga es muñequera
de corazón. Le encanta dar vida, crear esperanzas, repartir sueños. Y crea,
crea, crea, sólo por crear, porque esa es una de sus misiones de vida. Y cuando
la existencia se ha plantado sobre cada muñeca de trapo con ascendencia
ancestral, se levantan y caminan hasta el sitio justo de la sala que deben
ocupar. Y ahí se quedan impávidas, descifrando cada forma y cada color que
rebota en sus pupilas sorprendidas cercadas de pestañas alborotadas. Y desde sus
propios sitios, cada una la observa, la detalla, la admira y la bendice por ser
una más entre otras tantas creadas por sendas manos laboriosas entrecruzadas entre
hilos blancos y retazos celestes, hebras negras y trapos verdes, sedas lizas y
agujas plateadas. Y observan cómo ellas mismas se empezaron asomar al mundo y
cómo de la última puntada terminal surgió una voz. Y oyeron por primera vez su propio
nombre. Porque mi amiga muñequera no las crea solas, las crea con sus
respectivos nombres. Con el propio, con el apropiado, con el justo; de
inmediato se da cuenta que ese y sólo ése sirve para Anastacia, para Fabiola,
para Margarita, y no otro. Qué Minerva encaja con los ojos sedosos del vestido
cielo; qué Katy se apropió de la sonrisa suelta de blusa estampada… Y mientras
trapos, puntadas y rellenos compiten por la forma y los colores que deben
ocupar, mi amiga va entrecruzando letras y palabras para inventar las voces
consonantes de sus coloridas muñecas de trapos. Mi amiga tiene una gran familia
de muñecas de trapo de estilo clásico convencional.
Mi amiga acostumbra enseñarles el cielo a sus muñecas. Boca arriba se tumba en la umbra de su patio rodeada de todas sus muñecas. Cada vez que nace una, le muestra el norte de la Estrella Polar, Sirio y la Luna, Antares y Orión… Y las va nombrando una a una y las reparte entre cada una de ellas. Ha hecho tantas muñecas que parece que las estrellas del cielo ya no alcanzarán para las restantes. Pero no importa, sí se le terminan las estrellas, seguro que su imaginación inventará otras nuevas.
Salomé y Anastasia se van de viaje. Acaban de nacer y el mundo les abre sus dimensiones. Paquetes de sueños repartirán por los caminos andariegos. En sus ojos vivarachos fulguran esperanzas. Van preparadas. Su Madre Creadora hilvanó ensueños en cada puntada de sus formas. Cada costura lleva un mensaje de bondad, alegría, paz y amor por lo humano, cada tonalidad encierra un sentido de vivir. Van a la mitad del mundo a ver las estrellas de las dos porciones. Sofi y Pao impacientes las esperan. Sofi no sabe que Anastasia le lleva una cesta de sonrisas andinas con todos los colores de Santa Rosa; que colocará en sus manitas las brisas del Albarregas y el perfil de la cara del Indio que vio por la ventana al nacer. Sofi presiente que una muñequita dorada la acompañará de por vida y ya le está llenando de colores en sus dibujos; que se convertirán en amigas íntimas mientras exploran juntas sus mundos de ensueños y aventuras Por eso, le diseñó su casita de madera y su mascota de pelos pardos. Espera algo con ansias sin saberlo. Pao…