Del Pensamiento
de Don Luis Zambrano a la Acción Pedagógica
El presente trabajo trata de la
interpretación y análisis del pensamiento del Tecnólogo Popular Don Luis Zambrano,
hombre de saberes llevados al plano experimental con la finalidad de contribuir
con la solución de diversos problemas de la comunidad. Se eligió el
pensamiento “No espere saber pa’ ponerse a hacer, póngase a
hacer pa’ poder saber” por representar éste su principio de vida y
porque consideramos que se puede aplicar en el plano pedagógico a fin
contribuir con la enseñanza de la ciencia en la educación primaria y secundaria
bolivariana.
“No espere saber…” es no
esperar la realización de estudios especializados en una determinada área para
emprender cualquier actividad; hay que realizarla de una vez para poder
aprender y adquirir conocimiento a medida que se desarrolla. No es
indispensable, según Don Luis, poseer un amplio conocimiento sobre un
determinado tema para realizar un aporte en esa área; se requiere emprender la
tarea y a medida que las dificultades se vayan presentando, se van analizando y
solucionando. Así, se aprende al hacer.
Según Planchart (2007), este ilustre merideño resume el concepto que tiene sobre el saber en la siguiente frase: “El mundo del saber no hay que esperar que le llegue a uno, sino que uno debe irse arrimando al mundo del saber. Cuando usted sube el primer peldaño de la escalera no hay que permitir que se derrumbe. No mire pa’ bajo ni pa’ atrás. En el ejercer está el saber.” Concepción del saber que se concretiza en “No espere saber pa’ ponerse a hacer, póngase a hacer pa’ poder saber”.
Don Luis Zambrano durante toda su vida fue un
cultor del auto aprendizaje. Su origen humilde de familia andina campesina, su
entorno intelectual propio de la época y las restrictivas características
educativas de la localidad rural donde nació y creció, no fue impedimento para
su crecimiento personal en búsqueda del conocimiento científico y técnico. Como
hombre de inquietudes innovadoras, no esperó ir a la academia para obtener el
conocimiento requerido en sus investigaciones experimentales habituales. Fue un
asiduo constructor de saberes en los espacios de la ciencia y la
tecnología; en su constante búsqueda de la solución de los problemas prácticos
de las comunidades andinas, fue su norte la preparación autodidáctica. No
conocía la existencia del número pi y no esperó “saber pa’
ponerse… “ sino que con la agudeza propia de los investigadores más
connotados de la época, lo redescubrió para dar respuestas a sus inquietudes
relacionadas con los engranajes en rotación y aprovechar la energía hidráulica
de las caídas de aguas para convertirla en trabajo mecánico y electricidad; no
tenía a la mano el tornillo requerido para sustentar una pieza mecánica y con
la maestría del mejor tecnólogo de academia lo diseñaba y construía. Su escasa
escolaridad no constituyó barrera para inventar los más insólitos dispositivos
mecánicos que competían con los importados y que eran de difícil adquisición en
un país rural como el nuestro, en su época. Don Luis no esperó el Doctorado
Honoris Causa que le otorgó tardíamente la Universidad de los Andes,
para “saber…”; no, al
contrario se puso “a hacer pa’ poder saber´…” y dar así
respuestas a sus inquietudes intelectuales. Esta frase sintetiza su filosofía
del vivir, propia de un hombre en constante búsqueda de cómo incrementar la
calidad de vida de sus coterráneos a través de la investigación y desarrollo
tecnológico; nos abre un camino para seguir su ejemplo.
Estas sabias enseñanzas de Don Luis, se encuentran
diseminadas en la obra del ilustre pedagogo Samuel Robinson (SR), formador de
la recia personalidad de nuestro Libertador. El primero lo aplica en
tecnología, el segundo en educación. Igualmente, SR tampoco esperó tener a la
mano un modelo pedagógico europeo o norteamericano para utilizarlo en su
desempeño como maestro; al contrario, hizo propuestas a las autoridades
caraqueñas para mejorar la enseñanza en la escuela primaria. Por eso y mucho
más, sus enseñanzas pedagógicas constituyen uno de los pilares fundamentales
del Nuevo Currículo Nacional Bolivariano que el MPPE prontamente implementará
en el sistema educativo nacional.
Tal como Robinson, el pensamiento de Don Luis es
pieza clave para el desarrollo de un modelo educativo cónsono con las
necesidades educativas de los educandos en todos los subsistemas, desde el
Inicial hasta Secundaria Bolivariana. El “no espere…” es el “o
inventamos o erramos…”; es una filosofía de vida, una actitud para
aprender, un método de aprendizaje, un método para enseñar; propio de la
necesidad de conocer la naturaleza de las cosas, de cómo funcionan y cómo se
interrelacionan con los demás componentes del todo. Pero esta necesidad por
conocer y aprender como la sintió Don Luis, se puede convertir en un principio
fundamental para enseñar, para educar construyendo, sin esperar al catedrático
para que nos guíe y nos enseñe con su modelo importado y que ha probado en
espacios educativos extraños a nuestros intereses nacionales y, por lo general,
descontextualizados de nuestra realidad educativa.
Las escuelas con sus estudiantes, maestros,
personal y comunidad, tienen los espacios propicios para la aplicación de esta
máxima (“no espere…”). En
particular, la enseñanza de la ciencia se puede abordar a partir de esta
máxima, considerándola un axioma pedagógico.
La enseñanza de la ciencia en nuestro sistema
educativo se ha hecho, y aún se hace, exclusivamente en forma teórica. En los
cursos que se imparten, no se prevé la búsqueda del conocimiento y el logro de
destrezas y aptitudes a través de la manipulación de los objetos, sino que se
hace énfasis en la “física, la química y la biología de tiza y pizarrón” y el
libro de texto. En particular, los cursos de Física, Química y Matemática, aún
se enseñan bajo el esquema de conceptos aislados y descontextualizados de la
realidad. Según las directrices del Modelo Educativo Bolivariano la ciencia se
debe enseñar bajo un enfoque abierto, flexible, contextualizado, y con una
perspectiva inter y transdisciplinaria, compatible con los requerimientos de
una escuela productiva e interconectada con el trabajo comunitario.
En consecuencia, en el proceso enseñanza
aprendizaje de la ciencia es preciso que el maestro “no espere…” disponer
en cada escuela de un laboratorio equipado con la última tecnología de punta,
para desempeñarse. Al contrario, fundamentado en el “…póngase
a hacer pa’ poder saber”, que utilice todo su potencial creativo para diseñar
estrategias metodológicas experimentales a fin de enseñar la diversidad de
procesos, conceptos y leyes presentes en el área de las ciencias
naturales (física, química y biología). Con material reutilizable, tal
como hacía Don Luis Zambrano para concretar sus inventos, podría diseñar un
laboratorio para la enseñanza, donde se aplique el método científico y dar así
al estudiante, la oportunidad de explorar y observar, comparar y relacionar,
inferir y argumentar; para realizar predicciones sobre el comportamiento del
mundo natural mediante la elaboración de modelos científicos sencillos, acorde
a su nivel cognitivo.
Con los
Proyectos de Aprendizaje (PA), se tiene la oportunidad de aplicar el aprender
haciendo que utilizó el hijo ilustre de Bailadores como principio de vida.
Proyectos estos que deben ser interdisciplinarios para que los estudiantes
aprecien las relaciones existentes entre las diferentes disciplinas.
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