Diosas y Encantos
de la
Sierra Nevada
Caribay, Tibisay y Carubay
Orlando Escalona
Capítulo VIII
Pregunta escabrosa
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os invitados llegaron temprano como estaba previsto. El
papá de Emy ya tenía puesta la percha de
rigor y procedió a recibirlos y darles la bienvenida. En esta ocasión se
reunieron sólo las tres familias del trío de muchachas.
—¡Adelante!, mis apreciados amigos,
tomen asiento donde les parezca más cómodo. Consideren que están en sus casas.
Como siempre, la torta se picó temprano
por los niños pequeños, bajo un sonoro cumpleaños
feliz entonado por la tía de Emy, miembro del coro universitario. Tres
interpretaciones más a capela de música romántica vieja fueron suficientes para
complacer al cumpleañero, antes de iniciar la conversación. Fue Vero, quién
después de volver a felicitar al agasajado, inició la tertulia sin que nadie se
lo pidiera:
—Señor papá de Emy, usted me va a
disculpar, pero quiero aprovechar la ocasión para plantearle una inquietud que
tengo desde hace días —al mismo tiempo que
le lanzaba una mirada a Mave en búsqueda de
aprobación y apoyo—.
Necesito orientación sobre un tema un poco escabroso para algunos y quién
mejor que usted para proporcionármela. Sé que no es el momento más propicio,
pero es que quisiera aprovechar que estamos reunidas nosotras tres, —y con su
derecha hizo el semicírculo de rigor para incluir a sus dos amigas en el petitorio.
—A ver mi querida Vero, en que te
podemos ayudar, bueno… ¡si es que puedo! Recuerdo la pregunta que me hiciste el
año pasado y aún tengo duda de que la repuesta que te di en aquel momento haya
sido la más indicada.
—Señor
Papá, ¿quién me podría demostrar sí Dios existe? —fue la pregunta lanzada por
Vero sin ninguna introducción previa.
—El año pasado me lanzaste una parecida. Aquel día me removiste el piso y ahora casi me das un nocaut —fue la respuesta del papá de Emy, al mismo tiempo que dejaba entrever una sonrisa de admiración—. Es una inquietud muy interesante, porque mientras la mayoría de tu edad aceptan de plano su existencia, tú le andas buscando “la quinta pata al gato”. Te cuento que, desde ese mismo día ando en búsqueda de un matemático que me demuestre su existencia. De todos los profesionales que conozco, él es el único que podría, no confío en nadie más. Él sabe contar. Y su lógica simbólica lo capacita para hacerlo. Ha descifrado la esencia de los números y me ha contado su infinitud. Sabe dónde merodea el cero y el infinito. Lo busco racional para que me lo ubique entre los números irracionales, aunque sea de penúltimo o de último, del lado izquierdo de la recta o a la derecha. De pronto lo consigue al final de la hilera de dígitos de pi, pero que me lo demuestre con sus axiomas irrefutables. Busco un matemático porque su matemática es infalible frente a preguntas de alta carga conceptual. No me interesa la opinión del teólogo o la del filósofo, menos la del rabino, ni que hablar de algún papa. Es al matemático a quien necesito porque él prescinde de los experimentos, le bastaría con su excelsa psiquis para alcanzar la verdad; no tendría que sostener su búsqueda en incertezas innecesarias. No quiero uno que juegue a los dados porque los podría cargar a su convenir, aunque maneje la curva de Gauss a la perfección. Quiero uno que no crea en su existencia para no contaminar el primer axioma. Si pertenece a su conjunto, el investigado va salir favorecido, e ipso facto expresará: ¡He probado su existencia! Busco un matemático que con la función áurea haya dibujado parte de su propio mundo; aquel que crea fehacientemente en Pitágoras, que no trabaje con conjeturas abiertas, que invente sus propios axiomas y demuestre su existencia irrefutable. Que no deje rendijas entreabiertas. Ando en búsqueda de él, el matemático, no me queda mucho tiempo; de aquel que ayudó a Einstein a torcer el espacio, del que informó a Hawking del agujero de gusano, de aquel otro que participó de los mundos paralelos, en las multicuerdas microscópicas… Busco al que me dijo que: uno más uno no es siempre dos, que depende. Quiero uno que sea exacto, que no saque su moneda de dos caras, uno que ande sin ambigüedades; no uno que me diga dios existe porque lo vi en la sonrisa de aquel niño, en la mirada de la Mona Lisa, en el vuelo de la chupita, en el ocaso de la tarde o en la triada de Orión; en las ecuaciones de Maxwell o en los principios relativistas. Quiero uno que camine con su lógica en búsqueda de la verdad verdadera.
—Pero, tengo entendido que las verdades
absolutas no existen —replicó tímidamente Emy.
—Cierto hija, pero en este caso, les
repito, se trata de un teorema de existencia basado en un axioma
preestablecido.
—Sí los axiomas y los teoremas son los
pensamientos matemáticos de nuestros dioses, entonces no hay nada que
demostrar, todo salta a la vista —intervino Mave.
—Es cierto y es falso también. Como les dije, ando en búsqueda de quien me
haga ese trabajo. Yo aún no he podido, y
a estas alturas de mi vida no me
interesa acometer ese reto. Mejor se
lo dejo a los expertos. Con seguridad ustedes seguirán a lo largo de sus vidas
investigando esas afirmaciones o negaciones, y podrán dar luz sobre el asunto.
—Papá, tú mismo me has dicho que las cuerdas no tienen extremos. Ese es el
otro extremo de la cuerda donde está escrito que la mente humana creó a las
deidades que se adoran, —contestó de inmediato Emy—. Cada vez que se tira de un extremo, aparece una reacción
de respuesta para lograr establecer el equilibrio. Esta visión de repartir extremos conduce a la polaridad en muchos
ámbitos de la vida, mientras que sí la cuerda se cerrara uniendo sus extremos,
ambas posiciones formarían parte de un sistema de pensamiento conjugado de
mayor alcance. La naturaleza está llena de casos donde la bipolaridad es sólo
aparente, por ejemplo, los polos de un imán forman parte de la misma teoría
electromagnética que explica como surgen y por qué pueden coexistir en equilibrio. El mismo arcoíris carece de
extremos, nuestra limitada percepción
los crea sin existir en realidad; el arco se cierra sobre sus propios extremos
formando un círculo. Newton defendió la naturaleza corpuscular de la luz y
Huygens la ondulatoria; De Broglié postuló su naturaleza dual y después se
comprobó su existencia. Por otra
parte, Maxwell descubrió la naturaleza electromagnética (ondulatoria) de la luz
y Einstein explicó el efecto fotoeléctrico considerándolo como cuantos
(partículas). Y resulta que la luz se caracteriza por poseer la dualidad onda-partícula. Pero además, una partícula
material (electrón, átomo…) tiene comportamiento ondulatorio, también. Esta
visión trastocó la mente de muchos físicos por un tiempo. En el mundo microscópico, las partículas tienen su antipartícula y coexisten para generar
energía y/o partículas cuando se encuentran. Las partículas elementales
consideradas partículas materiales, no obstante, la Teoría de Cuerdas las describe como cuerdas microscópicas
vibrantes. De nuevo aparece el concepto de cuerda sin extremos en esta novísima
teoría, porque es más útil que recurrir a una cuerda con dos extremos, para su construcción. Lo interesante es que la
misma naturaleza con su infinidad de
ejemplos nos recomienda cómo actuar
sin polarización ante la vida. Por supuesto, muchas veces nos vemos obligados a
asumir y defender una posición. Creo que lo importante es tener claridad que la
cuerda tiene dos extremos porque nosotros somos incapaces de unirlos.
—Caramba hijita, me sorprende tu
elocuencia, veo que no he arado en el mar. Justamente de eso se trata, de tener
presente que siempre existirá una visión que
se contraponga a la tuya. Pero eso no significa que, aunque vaya en contra de mis ideas y de mis principios, la mía es
la mejor, la portadora de la verdad, y la otra no. Lo importante es respetar la
opinión de los demás, revisar sus propuestas, estudiarlas y ver qué tanto hay
de la mía en las suyas. De pronto son complementarias y juntas, podrían
evolucionar hacia una visión más
amplia del mundo. Aunque haya casos que parezcan irreconciliables, siempre
existirá la forma de encontrar partes de mis propuestas en las tesis de los
demás.
—Señor papá, aun no me ha respondido la
pregunta —volvió a inquirir Vero.
—Cierto Vero, no soy el más indicado
para decirte si existe o no, el dios que
estás sometiendo a indagación. Para mí no existe, mientras que, para otros sí. Si te digo que sí existe, te
estoy imponiendo mis ideas, y sí te
digo que no, igualmente. Eres tú quien debes dedicarte a buscarlo, sí lo
encuentras por cualquier medio, pues entonces existe para ti; si no lo has
conseguido a mitad o al final de tu vida, creo que podrías concluir que, para
ti, no existe. Entonces dejarás de seguir buscándolo y te dedicarás a otra
cosa, quizás más productiva. De pronto, al salir por esa puerta de una vez te
consigues con él, y se acabó tu problema en ese sentido. Pero les recomiendo a
las tres, tómense la cosa con calma, sé que, aunque ustedes son chicas muy
avanzadas cognitivamente para sus edades, y ese tipo de inquietudes les urge solución; llegará el día menos esperado en que la tendrán.
Paciencia, mucha paciencia, mis
amadas niñas.
—¡Interesante! —exclamó Vero.
—Además —continuó el papá de Emy—, creo
que cada ser con sus propias potencialidades biológicas, síquicas y
espirituales adquiridas, responde a sí mismo y al entorno que le rodea. Algunos
se amoldan diligentemente a sus preceptos, otros reaccionan y lo cambian. Esto
es lo que ha generados escuelas de pensamiento, filosofías, teorías, doctrinas,
ideologías, posiciones frente a la vida, comportamientos, actuaciones. Cada
quien tiene estructurado su modelo de mundo, objeto de cambio según la
durabilidad, intensidad e intencionalidad de la información externa que lo
bombardea, en contraposición al grado de afianzamiento de sus propias
convicciones. Múltiples pensamientos vuelan alrededor de nuestra mente. Algunos
que pretenden erigirse en verdades verdaderas absolutas, tratan de imponerlos
en la sociedad por cualquier medio. Para ello, recurren a la justificación de
sus principios rectores, mientras que otros a la manipulación y distorsión
ideológica, religiosa y filosófica. Cada quién se arrima a la sombra más cercana según su conveniencia. Considero que tal como
existe el espectro electromagnético en el mundo natural, en particular el rango
conformado por la gama de todos los colores diferenciados y con fronteras
entrelazadas que separa y define sus individualidades; así mismo, existen
estructuras mentales con posiciones diversas según la afinidad que se comparta.
Es por ello que, en aras de la convivencia, el respeto y la tolerancia, se
deben erigir nuestras acciones.
—Cada vez que escucho sus discursos señor papá, me siento con más confianza ante
la vida y siento que ando con pasos más firmes y seguros —le dijo Vero—,
gracias, muchas gracias por atendernos cada vez que lo requerimos.
—Ahora bien, me gusta que se hagan
planteamiento de ese calibre, eso demuestra que mantienen nobles inquietudes
por el conocimiento del mundo que les rodea. Aplaudo que se planteen preguntas,
de esa manera podrán visualizar mejor lo que andan construyendo. Toda pregunta
busca saciar la sed de conocimiento.
Incentivando la formulación de preguntas desde la edad temprana como la que
ustedes tienen o mucho antes, se aprende a plantear la hipótesis primaria
que entrelaza los sucesos que ocurren en la naturaleza. Se darán cuenta de que
toda pregunta no tiene una respuesta definitiva, totalmente terminada, ya que
la ciencia funciona de la siguiente manera: respondiendo preguntas mediante el
proceso de elaboración de respuestas, sencillas al principio, hasta llegar a la
construcción de teorías y modelos altamente elaborados, después. El acto de
preguntar, el cual constituye la base de cualquier investigación, lleva
implícito el asombro por lo que se presencia, e induce en acto seguido, la
curiosidad por conocer la realidad. Les recomiendo que estimulen la curiosidad
por los procesos que ocurren en el mundo que
les rodea para incentivar la capacidad de indagación. Háganse por lo menos una
pregunta fundamental cada semana y traten de responderla. Pero, más que
responder preguntas, acostúmbrense a plantearlas. Mediante ese proceder muchos
connotados sabios han alcanzados explicaciones sobre el funcionamiento de
nuestro universo, y han logrado inusitados descubrimientos e inimaginables inventos.
Alguien del otro lado de la sala estuvo
muy atenta a la disertación del papá de Emy
y en dos oportunidades intentó intervenir; sin embargo, al observar que
las tres muchachas estaban ensimismadas con el expositor, desistió. Al final,
sí comentó lo siguiente:
—Me parece muy oportuna su disertación, profesor. En varias oportunidades
he conversado este tema con mi Vero, pero siempre hace falta la otra visión, la
conciliadora y hasta la opuesta.
Desde mi punto de vista les digo lo
siguiente: Dios es espiritual. No es tangible. Yo creo en Él, por medio de la
fe. Y la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se
ve. Conocerlo es interiorizar este concepto. No hay hipótesis, ni teoremas, ni
fórmulas que demuestre su existencia, pero existe. No los voy a convencer,
tendrían que vivir ustedes mismo esa experiencia. Yo sí la vivo en la sonrisa de un niño, en la
contemplación de la naturaleza y en la admiración por el universo. La
existencia de Dios se demuestra al tener un encuentro
personal con Él. Es algo sobrenatural que sólo
se puede explicar sí se siente y experimenta en el corazón. Él para mi es mi
roca fuerte, mi fortaleza, mi castillo, mi alto refugio, mi libertador, mi
guardador, mi proveedor, mi esperanza, mi socorro, mi amigo, mi confidente, mi
esposo y mi compañero. Él ha llenado todas mis
áreas vacías, secas, desérticas. Me ha transformado y cambiado. Me ha
dado un corazón nuevo, un corazón sensible a Él.
Sí Dios existe gano mucho y si no, no
pierdo nada. Dios quiera que ese matemático llegue a este resultado.
El profesor miró a la mamá de Vero, y
quizás, por respeto y consideración, o a lo mejor, por no entrar en una
discusión bizantina, prefirió callar.
Acto seguido, Vero se levantó y con una
ligera señal invitó a sus amigas a seguir la conversación en otro rincón del
apartamento, mientras terminaba de comentar:
—Bueno, de nuevo, le agradezco
infinitamente la atención que nos ha dispensado señor papá cumpleañero a pesar de ser su noche de celebración —
comentó Vero—. Papitos y mamitas les dejamos para que disfruten de la tertulia
que tienen pendiente.
A los diez minutos notaron que sus
padres cerraron el tema y se dedicaron a chocar las copas y conversar de cosas
mundanas. De vez en cuando escucharon decir, bueno lo que pasa es que las
jóvenes de hoy en día son muy
diferentes a las de nuestra época, pero este trío es muy especial. Nuestras
hijas vuelan, cualquier asunto les interesa y constantemente andan tras la
búsqueda del conocimiento. Aunque creo que ahora andan en algo muy particular.
No me lo imagino, pero sé que son cosas buenas, tengan la seguridad que ellas
no pierden el tiempo en banalidades,
de eso sí estoy segura.
Las muchachas dedicaron una horita más
en redondear la conversación que acababan de tener con el papá de Emy y
decidieron descansar temprano.
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