La energía
Desde la visión científica, la energía reside en la esencia misma de las
partículas elementales (sin estructura) que conforman al Universo. Tales
partículas elementales tienen diversas propiedades; algunas tienen masa, carga eléctrica,
carga de color y espín; mientras otras, sólo tienen energía; y la energía se
puede transformar en masa y la masa se puede transformar en energía. Por
ejemplo, la luz está formada por partículas energéticas sin masa, conocida como
fotones; y los electrones y los protones de los átomos tiene masa y carga
eléctrica. Además, la materia misma tiene su contraparte conocida como
antimateria, que al reaccionar con la materia se transforman en energía.
Pero la energía también reside en las configuraciones (estructuras) de la materia, es decir en los diversos arreglos que adoptan las partículas elementales (como los quarks y los electrones) para formar bloques más complicados de materia (como átomos y moléculas). Las moléculas se unen para formar estructuras aún más complicadas como las células, y las células se juntan para formar superestructuras como los tejidos orgánicos y las neuronas; por ejemplo, en los seres vivos. Así que, cada vez que se crea una estructura más y más complicada, mayor será la cantidad de energía requerida para construirla y mayor será la cantidad de energía que tendrá acumulada ese sistema (vivo o inanimado). Sin embargo, no basta la energía para conformar estructuras materiales, existe otra cosa conocida por los físicos como la entropía, que se encarga de organizar o “caotizar” todo; es la que decide cómo se deben aglomerar la materia para formar los objetos o cómo se deben desarreglar para desagruparlos. La energía y la entropía son algo así como el inversionista que pone el capital (energía), y el gerente (entropía) quien decide cómo administrarlo.
En general, la entropía crece en el Universo; sin embargo, en la conformación
de los seres vivos ocurre lo contrario: la entropía disminuye. Es decir,
mientras el Universo tiende al desorden, en cambio la vida tiende al orden, a
ordenar la materia. ¡Raro verdad!, pero la ciencia descubrió que todo funciona
de esa manera. Desde el momento de la concepción de un ser vivo, su crecimiento
en el útero de madre es un proceso de aglomeración de partículas elementales
que conducen al ordenamiento (minimización de la entropía) de la materia y la acumulación
de energía en órganos específicos.
Así que, cuando las neuronas se entrelazaron
entre sí mediante las sinapsis para conformar nuestro cerebro, requirieron de
energía en grandes cantidades. Y cómo nuestro cerebro conforma un entramado
activo con los órganos del cuerpo con el cual se comunica y comanda, para
funcionar necesita de energía. Nuestro cerebro está constituido por millones de
millones de estructuras biológicas con cierto nivel mínimo de energía acumulada
para poder funcionar a plenitud; al variar (disminuir o aumentar) esta cantidad
de energía, aparecen trastornos orgánicos en cualquier parte del cuerpo.
Somos nosotros mismos quienes de manera
consciente o inconsciente, regulamos la energía en nuestro organismo. De manera
inconsciente lo hace nuestro organismo, porque él mismo se autorregula; de
manera consciente lo podemos hacer nosotros con la mente, mediante la
realización ejercicios controlados (meditación), alimentación sana y
balanceada, distracción en ambientes naturales (viendo formas, percibiendo olores
y colores, escuchando mensajes acústicos) y el disfrute de la música (clásica,
folclórica, relajante…).
Ahora bien, en principio, toda la materia y la energía que reside en un ser
viviente, se encuentra perfectamente equilibrada. Existe en su justa cantidad y
está ubicada donde debe estar, en condiciones normales. Cualquier déficit o
exceso de energía en una célula del organismo se traduce en un desequilibrio de
salud orgánica y mental. ¿De dónde viene la energía que el cuerpo
necesita? Pues de la energía (carbohidratos, grasa y proteína) que llega a
través de sus órganos (boca, nariz, oídos, ojos y piel) con los nutrientes de los
alimentos, el aire que respiramos y la luz solar que recibimos. ¿Dónde se
almacena en nuestro cuerpo? En grasa y proteína.
Por
otra parte, el organismo humano dispone de sistemas de proporción y regulación
de la energía almacenada. Así que, para gozar de buena salud, es necesario que
la energía en el organismo se encuentre perfectamente organizada; si no lo
está, aparecen los desequilibrios que podrían conducir a sufrir de enfermedades.
Existen métodos para alcanzar un equilibrio
cuerpo-mente. Por su parte, el movimiento de los brazos y las piernas aumenta
la circulación de los fluidos linfáticos, las hormonas y los neurotransmisores
en todo su cuerpo, regulando y equilibrando el sistema cuerpo-mente y mejorando
aún más su producción energética. Por otra, mediante técnicas de relajación y
meditación también se logra redistribuir la energía corporal en el organismo.
En estos casos, se está utilizando el principio de minimización de la entropía
del cuerpo. A voluntad, se logra enviar la energía al lugar donde deba estar
para que cumpla la función que le corresponde en ese órgano en particular.
Por
lo tanto, el cuerpo humano, como un todo, es un gran reservorio de energía
desde el punto de vista físico-biológico.
Ahora
bien, resulta que el concepto de energía que se maneja en física requiere de
una revisión, dado el caso que hoy en día se ha descubierto que en el Universo
existe otro tipo de energía conocida como energía oscura, que representa el 80
% de la constitución de todo lo existente.
Desde mi punto de vista, científico, considero
que el concepto de energía que se maneja en el mundo espiritual en el fondo
tiene el mismo significado del que se maneja en ciencias; sólo que en ciencia
se habla de la energía en función de las medidas, mientras que en el campo
espiritual se tasa en función de las sensaciones, las emociones y los
pensamientos, y además, se le incorporan otras formas de “generarla” e
intercambiarla muy diferentes a los procesos físicos conocidos. El concepto de
energía, tanto científico como espiritual, llena todo el Universo. En ciencias
se asocia con aquella entidad concentrada antes del Big Bang, mientras que en
lo espiritual se asocia con un creador, en algunas sectores religiosos
(cristianismo, hinduismo, taoísmo ).
En
síntesis, la energía es una propiedad específica que posee todo ente material o
espiritual, que los capacita para realizar cambios, transformaciones o
restructuraciones en los ámbitos donde participan.
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