El efecto balón.
Enseñanza basada en señuelos

Los humanos, nos
diferenciamos de las demás especies del planeta por la capacidad creativa de
analizar, inventar, modificar y adaptar el entorno a nuestras necesidades
inmediatas. Desde la aparición en la faz de la tierra, nos hemos caracterizado
por elaborar todo tipos de productos, desde los más sencillos hasta los más sofisticados
e inverosímiles, entre los que destacan los juguetes, presentes en todas las
culturas del mundo desde tiempos primitivos, vitales para la socialización de
la especie; los cuales, hasta han generado esquemas de comportamiento
colectivos. Existen muchos juegos y juguetes tradicionales propios de cada
cultura, pero también existen aquellos que se han convertidos en universales y
que forman parte del acervo cultural mundial. Uno muy particular es la pelota -bola con
propiedades elásticas que se usa para el entretenimiento-, que es y será el
juguete infantil por excelencia. Su capacidad única de desplazarse, rodar y
rebotar bajo la acción del campo gravitacional terrestre y el aire circundante,
ha permitido la estructuración de innumerables juegos como los de béisbol,
fútbol, tenis, pimpón, entre otros.
La pelota se ha integrado por completo
a la escuela como herramienta pedagógica en las clases de Educación Física. Por
consiguiente, una cancha escolar sin balón de volibol, futbol o beisbol, es
como una escuela sin maestros, una iglesia sin sacerdote o una arepa "reina pepiada" sin pollo
y aguacate. Ahora bien, basta lanzar al ruedo un objeto tan elemental como la
pelota, para aglutinar niños, adolescentes y hasta adultos a su alrededor, para
emprender el juego dentro de los cánones establecidos. La pelota genera magia
en su ambiente, encantamiento en los jugadores y espectadores, y entusiasmo,
compromiso y afición, en cualquier espacio-tiempo donde se lance, gire y
rebote. La pelota es el señuelo pedagógico por antonomasia y como tal, ejerce
su función en la cancha escolar. Basta seguir la acción de cualquier actividad
pedagógica en la cancha para darse cuenta de su importancia como recurso
didáctico que llama y mantiene la atención de los estudiantes, y establece
vínculos pedagógicos profesor-alumnos en la hora de clase de educación
física.
De manera semejante debería transcurrir
la acción en el aula de clase o el laboratorio. El docente debe ingeniárselas a
fin de enganchar a sus educandos desde el inicio de clase con una actividad
señuelo tipo pelota, independientemente del contenido a impartir. En
particular, en las clases de Ciencias Naturales, un arreglo experimental sólo
demostrativo, o con la incorporación de las mediciones, hace de perfecto
señuelo. Por definición, cualquier contenido del área de ciencias, involucra
cambios, fenómenos, procesos, transformaciones; de modo que la experimentación
debería ser carta de presentación imprescindible de inicio en cada clase. Por
ejemplo, tratar de explicar la densidad de los materiales sin mostrar
experimentos donde se visualice, que líquidos menos denso flotan sobre los de
mayor densidad, que bajo la acción de la presión sobre la superficie de la
botella de plástico el ludión flota o se hunde; o tratar de enseñar
sumas de fracciones sin visualizarlas ni recurrir al concepto de un medio, un
tercio, un sexto de torta, o de un medio, un cuarto de litro, etc., con los
elementos que nos brindan los espacios cotidianos, es desperdiciar la mejor
oportunidad que dispone el docente para amenizar la clase e ensimismar al grupo
en el tema que trata y discute en el momento.
Sin embargo, otra estrategia didáctica
mucho más elaborada consiste en presentar un experimento donde el conocimiento
previo del estudiante le permita construir su propio modelo para explicar la
fenomenología que presencia, realizar una segunda revisión bajo lo establecido
por el docente según los conceptos, teoría y leyes estudiadas; y finalmente,
mostrarle un experimento trucado con arreglos disimulados, que se contraponga al primero y contradiga los
preceptos científicos conocidos por el estudiante. Posteriormente, bajo la
orientación motivadora del docente, el estudiante debe realizar la revisión de
su modelo hasta lograr una explicación acertada de lo que ocurre en el experimento
trucado.
Así por ejemplo, tras la búsqueda del
diseño de una estrategia didáctica para introducir el concepto de flotación de
cuerpos en líquidos, se recurre a un
primer acto donde se les presenta al estudiante un cubito de hielo
flotando en un vaso de agua y se le orienta a reconstruir su propio modelo previo
con base a la acción de las fuerzas que actúan y la condición de equilibrio
establecida, hasta llegar a la comparación de las densidades de los materiales
como causa del hundimiento o flotación; por consiguiente será necesario
recurrir al tema de los fluidos y al hecho histórico cuando Arquímedes acuñó su
famoso "eureka" por las calles de Siracusa. En el segundo acto, se presenta un segundo
vaso de agua con un cubito de hielo hundido, más un tercer vaso de agua con
otro cubito levitando en la mitad. La experiencia nos manifiesta que todo
cubito de hielo flota en agua; sin embargo, en los vasos segundo y tercero se
da lo contrario: se hunde o levita. A partir de aquí se procede a reconstruir
el modelo original o a averiguar qué cambios se introdujo en el nuevo sistema (cubo
con agua) a fin de lograr la situación observada, que aparentemente contradice
lo observado en el primer experimento. Esta estrategia didáctica, conocida como
Enseñanza Problémica o enseñanza
basada en contradicciones, refuerza la primera estrategia basada en el
experimento clásico como señuelo único para introducir el gusanito de la
curiosidad en la búsqueda de la construcción de explicaciones de
comportamientos de la Naturaleza. Según Guanche A. "La situación problémica se define como un estado de tensión intelectual
que se produce en el alumno al enfrentarse con una contradicción del contenido
de enseñanza que, para él, en ese momento, resulta inexplicable con los
conocimientos que posee acerca del objeto de estudio. La situación la crea el
maestro al revelar a los estudiantes la contradicción"
Por otra parte, consideramos que, la ciencia se
debe enseñar bajo un enfoque abierto, flexible, contextualizado, y con una
perspectiva inter y transdisciplinaria, compatible con los requerimientos de
una escuela productiva e interconectada con el trabajo comunitario. A los
educandos se les debe dar una buena formación para que puedan aplicar los
procesos y conocimientos científicos y tecnológicos conocidos, para lograr la
comprensión y transformación de su entorno social. La tarea del docente es
enseñar la ciencia y la tecnología bajo la perspectiva del descubrimiento
continuo y supervisado, donde el estudiante aprenda haciendo, redescubriendo,
descubriendo y proponiendo alternativas que le faciliten la adquisición de
conocimiento científico más y más elaborado. El docente debe incentivar al
estudiante para que se interese en recopilar el cúmulo de conocimiento popular
(precientífico) presente en su entorno comunitario; para discutirlo,
analizarlo, mejorarlo e incorporarlo de nuevo a su comunidad bajo el rigor del
análisis científico, e incidir así, en la solución de los diversos problemas de
su ambiente inmediato. Pero, sobre todo, se les debe recalcar del papel
liberador de la ciencia en la sociedad, en cómo desmitificar y decodificar las
creencias adscritas a la ciencia y a los científicos; y concientizarlos de las
grandes desigualdades sociales que se generan producto del mal uso de la misma.
Se les debe enfatizar que la ciencia no es un cuerpo terminado de principios y
leyes, sino que, al contrario, es un proceso continuo de renovación y construcción
de conocimiento para la interpretación de la realidad.
Enmarcado en esta manera de enseñar, la física y la química, como
ciencias naturales juegan un papel preponderante en la escuela. La cotidianidad
se encuentra repleta de procesos físicos y químicos; desde nuestro modo de
caminar hasta la forma de escuchar, ver y sentir, tienen relación con estas
ciencias. Los complejos tecnológicos de uso diario involucran en su haber
muchos de sus procesos. Sin embargo, se requiere enseñar estas ramas del saber,
no de forma descontextualizada, sino integrada a las otras
ciencias.
De esta forma podremos enseñar el método científico,
mediante estrategias instruccionales lúdicas que permitan mantener la atención
del estudiante en un contenido particular, que aprendan los principios, leyes y
conceptos involucrados y desarrollen a su vez habilidades y destrezas que
fortalezcan su ser.