Prólogo
del Dr. Enrique Plata, escritor y profesor de la Universidad de Los Andes, a la novela
Diosas y Encantos de la Sierra Nevada
Portada
PRÓLOGO
EN BUSCA DEL ORIGEN PERDIDO:
ECOS Y MURMULLOS DE LAS DIOSAS
DE LAS
MONTAÑAS ANDINAS MERIDEÑAS
Una de las propuestas que plantea la llamada literatura postmoderna apunta hacia la conformación de la mixtura discursiva. Este pareciera ser un recurso muy valioso para el escritor contemporáneo de estos albores del siglo XXI. Así, en distintas obras narrativas podemos apreciar esta mixtura de géneros discursivos, que le brindan un carácter híbrido a la literatura y esta hibridación o mixtura se apoya desde la inserción, por ejemplo, del discurso musical popular latinoamericano - citas, referencias y alusiones a boleros, salsa, corridos y rancheras mexicanas, merengues, vallenatos, pasajes venezolanos, tangos, etc. -, pasando por ciertas recurrencias epistolares, poéticas, ensayísticas, bordeando el melodrama, lo folletinesco, y algunas manifestaciones del kitsch, visto como apreciación de una cultura popular, sin obviar las recurrencias a los discursos científicos, matemáticos, mitológicos, religiosos e incluso deportivos. Todo ello sin desdeñar ciertas asechanzas, como lo dionisíaco, la perversión, lo apolíneo, lo hedonístico y el discurso de lo femenino en toda su amplitud. Y en el medio, como pez en el agua, la oralidad.
Por otra parte, apuntemos que el conocimiento que de sí misma muestra la sociedad, permite la creación del imaginario social a partir de distintos núcleos socioculturales como los mitos, leyendas, tradiciones, la religión, el progreso, la cultura, la política, las distintas formas de vida colectiva, etc., que devienen en símbolos de trascendencia creativa social, como apunta Touraine (1995), de autoproducción y autotransformación. Símbolos que tejen y configuran la red que constituye a la sociedad, sus complejidades interiores, que acercan o alejan a sus individuos; los encuentros, mediaciones y transversalidades de estos sujetos, o lo que el propio Touraine (1978) llama historicidad, para señalar la evolución social, su tendencia camaleónica, sus porosidades, fisuras, encuentros y pulsiones.
Teniendo en cuenta las anteriores anotaciones, abordaremos a continuación los distintos discursos narrativos que se cruzan y se cimentan unos sobre los otros, en la novela inédita Diosas y encantos de la Sierra Nevada, del escritor venezolano Orlando Escalona (Santa Bárbara del Zulia, 1952), que tuve la dicha y el honor de leer gracias a la gentileza de este dilecto amigo, científico, escritor y profesor de la Universidad de Los Andes en su Facultad de Ciencias.
Diosas y encantos de la Sierra Nevada está estructurada en 20 capítulos y un epílogo, que hilvanarán las distintas historias que allí se narran. Discursos narrativos ficcionales que articula cuentos, ciencia, relatos y metáforas de leyendas indígenas de nuestros Andes merideños. La novela narra la búsqueda que inician tres adolescentes en la Mérida de comienzos del siglo XXI: Mave, ambientalista y literata; Emy, física, racional y pragmática, y Vero, locuaz y de ancestrales historias. Las tres, ignorándolo, salen al reencuentro con sus propias raíces ancestrales, y logran, sorpresivamente, la recuperación de un mundo mítico y perdido. Los constantes cruces de la historia ficcional, con la realidad del entorno contemporáneo, con lo mítico a través de la oralidad y con lo científico académico, resultan exquisitos y le dan una voz narrativa muy fresca y muy original para estos tiempos apremiantes. Los retos mismos que se imponen las tres muchachas para enfrentar las distintas situaciones y asumir su transposición mítica, espiritual y humana contemporánea, resultan tan atractivos como la mágica descripción de la ralentización del tiempo para encontrarse y reconocerse en las princesas que una vez fueron y en las “chamas y princesas” que resultan ser en la actualidad. En este sentido, la fábula narrativa de Orlando Escalona resulta excelente. Vayamos entonces al desmontaje de la obra en su narratividad.
El primer registro literario que debemos reconocer, tanto en la novela en cuestión como en el autor mismo, es su eminente y pulcro gusto por narrar, por contar historias, motivo o hecho éste que tiene toda la tradición originada desde la noche de los tiempos. Orlando Escalona es un narrador – cuentista, novelista y articulista – nato, que siente un placer extraordinario al plasmar sus distintas narraciones en la hoja en blanco, reto que igualmente asume en esta novela y comienza a desgranar, parsimoniosamente, toda la carga memorística que ha venido guardando a lo largo de sus años, sus distintas vivencias, anécdotas y experiencias, en los diversos lugares en donde ha vivido, recuperando a través de ellos, su infancia y su adolescencia en el Sur del Lago de Maracaibo, junto a sus padres y hermanos, un nostálgico y recurrente viaje en tren por esas cálidas tierras que siguen habitando su memoria junto a su gente más querida. Por tanto, leer a Orlando Escalona es degustar el antiquísimo arte de “contar y escuchar” historias, cuentos, leyendas y tradiciones.